Expolio e invasión eólica son expresiones utilizadas por el BNG y la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega), que llevaron a Bruselas un supuesto incumplimiento de la normativa europea en la implantación de parques eólicos por parte de la Xunta y el Estado. Resultan curiosas, por no decir asombrosas, semejantes acciones y declaraciones. En Galicia llevamos tres años en los que no se ha construido prácticamente nada, y estamos en medio de una moratoria decretada por el Gobierno gallego que aún se prolongará hasta julio del próximo año.
También conviene recordar que fue durante el Bipartito –cuyas competencias en la materia las tenía el BNG– cuando más parques se instalaron. En el breve período nacionalista se construyeron más que en estos últimos años doce años de gobierno del PP. Además, ya había un Plan Sectorial en vigor desde antes de que llegasen a la Xunta en 2006 que pudieron cambiar o derogar, y no lo hicieron. Y aún así convocaron un concurso por 2.500 MW.
En cuanto a que Adega se alinee en contra de una energía renovable, autóctona y limpia, como es la eólica, parece cuando menos contradictorio. Vivimos una emergencia climática palpable en las olas de calor, la ausencia de lluvias y la proliferación de los incendios. Consecuencias a las que hay que añadir la guerra en Europa y la subsiguiente dependencia del gas ruso, que ha elevado extraordinariamente los precios energéticos, provocando una inflación superior al 10%. Y ahora, ya ni gas ruso, tras el corte completo.
Encender la luz, en el sentido del suministro de electricidad para todos los usos, ya industriales ya residenciales, se convertirá pronto en un artículo de lujo. Y volveremos, ya estamos volviendo, a la energía nuclear, el carbón y el petróleo. Mucho mejor esto que apostar y acelerar el desarrollo de las energías renovables, que además de limpias y reversibles, reducen la dependencia de terceros y las infraestructuras de transporte, haciéndonos cada vez más autosuficientes e independientes. Pero mejor petróleo árabe que viento gallego. Este es el nuevo ecologismo. Estupor.